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Las principales amenazas de la playa para los niños

Buena temperatura, más horas de luz… Cuando se acerca el verano, todo sugiere que el mejor plan en familia sería pasar un día de playa con los niños aunque esta cuestión encierra peligros potenciales para ellos que, si no se les presta la debida atención, pueden jugar una mala pasada.

Las principales amenazas de la playa para los niños son cuatro:

1.- El sol. Una exposición excesiva sin protección puede ocasionar quemaduras graves en la piel, insolación, dolor de cabeza, vómitos, diarrea e, incluso, convulsiones. Hay que evitar el tramo de mayor incidencia solar, es decir, de 12:00 a 16:00 horas. Los especialistas recomiendan ir temprano por la mañana o, de lo contrario, ir por la tarde. Y nunca durante más de dos horas seguidas.

El protector solar es muy importante: debe convertirse en un miembro más de la familia. Sin él, no hay playa. El factor mínimo de protección debe ser de 25 y tiene que aplicarse cada dos horas o después de cada baño. En el caso de los bebés, cuando son menores de 6 meses, jamás deben exponerse a la luz directa del sol, ya que su piel es muy delicada.

2.- El calor. Aunque los niños estén protegidos de los rayos UV, el calor en sí mismo puede ser muy perjudicial para ellos y provocar, por ejemplo, la deshidratación de los pequeños o una bajada de tensión.

La deshidratación es el principal problema, de modo que es fundamental mantener a los niños frescos e hidratados. Se debe ofrecerles agua de manera continuada, aunque digan que no tienen sed.

El agua, los zumos frescos o las frutas con alto contenido de líquido son estupendos aliados. En el caso de los bebés que aún se alimentan con la lactancia materna, no es necesario añadir otros líquidos. Sin embargo, es muy importante no taparlos en exceso para que no sufran un golpe de calor

3.- El movimiento de las olas, las corrientes submarinas, el fondo irregular, las rocas que no siempre se ven y las medusas son algunos de los riesgos que alberga el mar. Además, siempre existe el peligro de que los niños más inexpertos traguen agua salada cuando nadan.

Los cambios bruscos de temperatura son peligrosos. Es mejor acercarse poco a poco y mojar a los pequeños en distintas zonas hasta que se aclimaten a la temperatura del agua. Después sí podrán jugar y divertirse con las olas.

Los niños nunca deben meterse al mar sin la supervisión y la compañía de un adulto

4.- La extensión. Jugar en casa o en el parque infantil no es lo mismo que hacerlo en la playa, donde el área es mucho mayor y, además, hay grandes concentraciones de gente. Un minuto basta para perder de vista a los niños, o para que ellos se pierdan y no sepan cómo encontrar a sus padres. No hay que perderles de vista.

Con la nueva situación generada por la pandemia, este verano será diferente pero hay cuestiones, como las tratadas anteriormente, que no cambiarán. Esperamos que disfrutéis de los meses de verano lo máximo posible.

La Casita

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