«No te manches», «no toques nada», «no te lleves eso a la boca», son algunas de las frases que solemos decir los padres a nuestros hijos. Queremos mantenerlos siempre limpios y vemos la suciedad como algo negativo, aunque a veces un exceso de higiene puede ser incluso perjudicial para los niños.
Un poco de suciedad es bueno para su salud y tiene más beneficios de los que creemos. Te exponemos seis importantes razones por las que deberías dejar que tus hijos se manchen más menudo.
1.- Mejora su sistema inmunitario. Mantener la casa limpia está bien, pero tampoco hay que pasarse con la limpieza y la desinfección, pues aunque nuestra intención sea la de proteger a los niños, lo que terminamos creando es un ambiente estéril que no permite que su sistema inmunológico trabaje debilitándolo y haciéndolos más propensos a padecer ciertas alergias y enfermedades.
Si los niños están expuestos a los gérmenes, su sistema inmune se fortalece.
2.- Aprenden a relacionarse mejor con su entorno. Todos los niños necesitan tocar y experimentar para conocer mejor el entorno que les rodea. Son curiosos por naturaleza y necesitan tener contacto con las hojas, el barro, los árboles y todo aquello que les genere interés para aprender de ellos. Ya sean hormigas, caracoles, arena, piedras, tierra, polvo o cualquier elemento que puedan encontrar en la naturaleza.
¿Cómo van a aprender cómo es el mundo si no le permitimos entrar en contacto con lo que les rodea? ¿Cómo van a conocer los alimentos si no los tocan, si no sienten su textura y consistencia?
3.- Fomenta su creatividad. Imagínate que dejas a tu hijo de tres años frente a dos botes de pintura, unos pinceles, algunos folios blancos y le dices, «aquí tienes materiales para pintar, pero no te manches».
La limpieza y la creatividad no son compatibles en estos casos. Dejar que los niños se manchen es parte del proceso creativo. Debemos dejarlos que experimenten con objetos y materiales de diferentes formas y texturas.
4.- Favorece el desarrollo de la motricidad. Los niños necesitan jugar, correr, saltar, coger cosas con su manos, sentir diferentes texturas con sus manos.
Todas estas actividades, que muy probablemente vengan acompañadas de suciedad, son necesarias para un adecuado desarrollo de su motricidad.
5.- Aprenden a amar la naturaleza. Es fundamental para el aprendizaje del niño el contacto con la naturaleza y hoy en día tiene una ardua tarea: competir con las pantallas.
Si sale a saltar en los charcos, el niño llegará a casa bastante manchado, en cambio, si está frente a una pantalla no se ensuciará. Pero se perderá la oportunidad de aprender de la naturaleza, de sus colores, de los animales, de sentir las gotas de lluvia…
Este contacto es favorable y necesario, ya que los niños tienen mucho que aprender de ella y les proporciona un entorno propicio para experimentar sensaciones importantes para su desarrollo tanto físico como emocional.
6.- Es parte de la vida cotidiana. La suciedad está ahí, es parte de nuestra vida cotidiana y no debemos verla como el enemigo. Es importante tener hábitos de higiene para evitar enfermedades, pero también es importante aprender a «convivir» con un poco de suciedad.
Ensuciarse forma parte de la niñez, así que, ¿por qué no dejarlos ser niños?